Moca se está quedando sin tierras para el cultivo |
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Informacion - Artículos de Opinión |
Colocado por Elvys Rodríguez |
Martes, 14 de Agosto de 2012 19:27 |
Sin lugar a dudas que el crecimiento en materia de construcciones tanto urbano como rural que ha venido experimentando el país en la postrimería del siglo XX y en la primera década del presente siglo XXI, ha sido notorio y necesario al mismo tiempo ya que sin las mismas el transito y la convivencia en suelo patrio seria un tremendo cao. Los elevados, el metro, los grandes túneles, los puentes, las presas y represas, los edificios para vivienda, las edificaciones para centro de salud, escuelas, clubes entre otras por parte del gobierno y del sector privado se ven por todas partes. En las zonas rurales podemos apreciar muchas de estas obras: los caminos vecinales, “las callejas de polvo y piedras” hoy convertidas en calles y avenidas forman parte de su cotidianidad y del desarrollo que demanda la creciente población dominicana. Todo ese proceso evolutivo que hemos venido teniendo en los últimos años son obras necesarias y de gran beneficio para el desarrollo de nuestros pueblos, y en especial para la Provincia Espaillat que no se ha quedado atrás en ese crecimiento urbanístico. Las infraestructuras tantos viales como de otras índoles que se levantan en su municipio cabecera son muestras fehacientes de lo que estoy diciendo. Pero ese desarrollo a mí en lo personal me preocupa. Que se entienda que no estoy opuesto para nada a ese desarrollo sino todo lo contrario, creo en él y lo veo muy oportuno y necesario en nuestros días. Me preocupa porque ese desarrollo es sobre la base del sacrificio de las tierras fértiles, hábiles para la siembra de víveres y los demás complementos de nuestra canasta familiar relativo a la agricultura. Cuando uno se trasladaba de Moca a Santiago, sobre todo en la comunidad de Estancia Nueva, en nuestros años universitarios, se podían observar ¡el verdor de esas grandes plantaciones de yuca, de batatas, de plátanos, y de maíz! En todo el trayecto se veían unas que otras matas de mango, de aguacate, de limoncillos, de mandarinas, florecidas y llenas de frutos; que junto a las flores silvestres del camino daban ese color campestre y hacían del paisaje algo magistral y excelso. ¡Ahora son tan solos plantaciones de varillas y cementos! Me preocupa porque este desarrollo urbanístico no ha sido planificado, la mayoría de nuestros regidores aprueban esas urbanizaciones alegremente en terrenos buenos para la siembra y para la avicultura, en complicidad con el ayuntamiento, con el sector construcción, de las entidades encargadas de velar porque esas tierras se preserven para los fines que tiene que ser y del propio gobierno que se hace de la vista gorda permitiendo que sus funcionarios desoigan el grito del pueblo ante tales males ecológicos que están provocando dichas construcciones en desmedro de nuestras tierras fértil. Si transitamos de Moca a La Vega o de Moca a Cayetano Germosen por la carretera vieja, sabrán de los que les estoy hablando, verán la soledad de sus paisajes que en un pasado no muy lejano eran enormes plantaciones y proyectos avícolas, donde las tardes se hacían cortas por esos predios ya que los sembríos no dejaban pasar la luz del sol y se hacían grandes sombras a la orilla del camino. ¡Ahora es una selva de cementos adornados con urbanizaciones y casas suntuosas! Me preocupa porque ese crecimiento ha sido vertical y no horizontal lo que traducido significa que se está construyendo hacia los lados ocupando grandes extensiones de tierra y no hacia arriba como en las grandes urbes de otros países y en terreno no apto para la siembra. Es alarmante y preocupante el éxodo masivo de campesinos vendiendo sus pequeños conucos o parcelas para venir a superpoblar las ciudades sobre todo los márgenes del ya destartalado y malogrado Río Moca creando un cinturón de miseria, contaminación y pobreza en todo su entorno. ¡Nos estamos quedando sin tierra para el cultivo!, no se está viendo más allá de los intereses de un grupito vividores, comerciantes de las desgracias ajenas en un franco perjuicio de la inmensa mayoría. No se está observando el problema grave que nos está por caer encima. En un futuro no muy lejano tendremos que importar los plátanos, las yuca, los ñames, los aguacates, las batatas, las verduras, los huevos, las carnes de pollo y todos esos productos agrícolas y avícolas que son de nuestro consumo diario y que se producían en esos terrenos hasta para la exportaciones a otros países vecinos, ¡eso a mi también me preocupa! Nosotros somos los culpables por elegir a personas que compran sus posiciones políticas vendiendo un altruismo falaz y soslayando la palabra empeñada por míseros pesos. Los de medio ambiente y recursos naturales que fueron puestos para la previsión y protección de todos los recursos naturales y que en la actualidad es una cartera inoperante e in funcional, también tienen las culpas. Culpables son los ingenieros y arquitectos que ha sabiendas del daño que están ocasionando persisten solo por ese afán de lucro que envuelve a todo ser humano. Todos somos culpables. Como dije anteriormente, estoy de acuerdo con el progreso pero en lo que no estoy de acuerdo es en la forma. Debe de existir una manera más viable de seguir con el desarrollo de los pueblos sin que se afecten las tierras que nos alimentan y los recursos naturales que nos dan vida. Ese olor a campo debe persistir cuando uno se pasee por Juan López, por La Playita, por La Rosa, por Los Cáceres detrás del Banco Agrícola, por San Víctor; por los cuatro puntos cardinales de la ciudad y que ahora nos vemos como una jungla de concreto. Como dijera una vez Martin Luther King "lo que me preocupa no es el grito de los violentos, Ni de los corruptos, Ni de los deshonestos, Ni de los sin carácter, Ni de los de sin ética. Lo que me preocupa es el silencio de los buenos"
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