Jesucristo ¿Machista y Homosexual? |
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Informacion - Artículos de Opinión |
Colocado por Elvys Rodríguez |
Sábado, 27 de Agosto de 2011 11:15 |
Cuando leemos detenidamente el relato de la mitología griega referente a la caja de Pandora y el de la caída del ser humano en los relatos bíblicos, podemos notar sin temor a equivocarnos que ambos escritores dejaron bien definido el concepto sobre la mujer que dichas sociedades albergaban. En ambos escritos, es por las féminas que todo el mal se hace presente en nuestro mundo. Es por ellas según éstas historias que la armonía, la paz y hasta la eternidad se pierden. Durante siglos muchas culturas no cristiana y la “cristiana” han condicionado a través de una interpretación irresponsable e inhumana de los textos considerados sagrados, a millones de mujeres para que vivan convencidas y hasta se conviertan en propagadoras, defensoras y sostenedoras de la idea de que su persona no es más que un problema para la humanidad. Que ellas, por ley divina deben estar sujetas a los caprichos del macho y que si la sociedad le permite realizarse en algo, se debe no al derecho que le corresponde como criatura de Dios sino por la benevolencia de una sociedad que les enseñó que ellas son los objetos y las esclavas de los hombres. Es tan profunda la convicción entre las mismas mujeres de que ellas son buenas sólo para algunas cosas, es decir para aquellas que esta sociedad machista le permite, que cuando se habla de que hay iglesias como en el caso de la “ Anglicana-Episcopal, que le ha abierto las puertas para el ministerio sacerdotal, hasta se persignan y se autocensuran diciendo que a ellas desde niñas les enseñaron que la mujeres no pueden ser sacerdotes, sin darse cuenta que es precisamente una de las afirmaciones más antibíblica, anti-cristiana y anti-género que se han enseñado. La mujer es llamada por Dios a forjar una identidad ministerial, no en razón de su sexo, para que no la use ni como bandera de lucha, pero tampoco corona de lágrimas, sino por la vocación de Dios. La autoridad espiritual se gana, “si ministra conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo...” (1 Pe 4:11), pero también en el equilibrio de “andar digna de la vocación a la que fue llamada” (Ef. 4:1).Muchas mujeres siguieron a Jesús entre toda la población de discípulos, encomendándolas a la misma misión que los doce (Juan 4:21-29; Mr. 16:7). Muchas mujeres le seguían y servían, de acuerdo con Mr. 15:40-41: “Había allí muchas mujeres mirando desde lejos. Entre ellas estaban María Magdalena, Salomé y María la madre de José y de Santiago el menor. Ellas habían seguido y ayudado (= diaconía) a Jesús en Galilea. Además, estaban allí muchas otras mujeres que habían acompañado a Jesús en su viaje a Jerusalén”. Algunas de ellas sostuvieron económicamente el ministerio de Jesús (Lucas 8:1-3); otras fueron capacitadas para el ministerio con el mismo método pedagógico de los rabinos de la época (Lc. 10:28-42, cf. Hch. 22:3). Las mujeres al igual que los varones, son parte del pueblo de Dios y, por tanto, también están incluidas para ejercer el sacerdocio en cuidar, aconsejar, consolar a otros; tienen la viabilidad de ser capacitadas por el Espíritu para hacer teología; están dispuestas y preparadas a que nuestro mundo sea transformado, asumiendo con esperanza los desafíos presentados. Por tanto, una mujer llamada por su vocación de servicio a Dios para algún oficio debe ser respaldada por la ordenación para ese oficio ya que es el Espíritu que se derrama en hombres y mujeres (Jl. 2:28-29). Jesús no despreció, a las mujeres, al contrario enfrentó la tradición en la cual se había formado, para dejar claro que para Dios no hay diferencias de personas ni de género. Recuerdo que después que medité en la forma de la confesión que desde niño aprendí, hoy como sacerdote anglicano, no permito que ninguna mujer se arrodille frente a mi para confesarse, pues entendí y comprendí, que esa forma no es muy adecuado para cortar la distancias entre el hombre y la mujer y que más bien puede contribuir al adiestramiento de las mujeres a la sumisión y hasta a la idolatría hacia el hombre. De ahí que una mujer que desde niña se arrodille ante un ministro y que se eduque en la fe viendo y creyendo de que solo ellos por ser hombres son los privilegiados de Dios para consagrar, está desarrollando una personalidad de género inferior y por lo tanto un concepto de Cristo, de la Iglesia, del Catolicismo, y de si misma falsa. Decir que Jesús eligió solo a hombres para el sacerdocio, es continuar profundizando el machismo en una sociedad donde el feminicidio avanza. Instituciones eclesiásticas en pleno siglo XXI dicen, sostienen y enseñan que Jesús no eligió entre los doce apóstoles a mujeres, es decir que Jesús no ordenó mujeres al sacerdocio. Tomando ésta enseñanza anti-cristiana hice la pregunta: Jesucristo: ¿machista y homosexual? Si leemos el escrito llegaremos a la conclusión: “ninguna de las dos cosas”, pues dicha declaración y enseñanza distorsiona el verdadero rostro de nuestro salvador, el de su misión de amor, de reconciliación y de dignificación humana. Son muchas las mujeres que luchan por la igualdad de los géneros en nuestra cultura, pero muchas de estas todavía viven encarceladas por conceptos religiosos y sociales, que sin darse cuenta acentúan en su existencia la negación de lo que ellas dicen buscar. Se hace urgente que las mujeres se aparten de toda institución y pensamiento que no le permita realizarse plenamente. Y se hace más urgente que quienes dicen representarlas profundicen en la verdad, para que de ésta manera en su lucha sincera por la igualdad de género no se conviertan en Verdugas de su propia causa.
¡HASTA LA VICTORIA SIEMPRE EN JESUCRISTO! PADRE: MANUEL ESTEVEZ IGLESIA ANGLICANA-EPISCOPAL DAJABON
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