Se presenta en el teatro Don Bosco de Moca la Obra "A Veces Grito" escrita por Freddy Ginebra Imprimir
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Colocado por Elvys Rodríguez   
Martes, 21 de Junio de 2011 12:39

Por Elvys Rodríguez

algunos datos por: Chiqui Vicioso

Moca.-En la noche de este lunes 20 de marso el teatro Don Bosco fue escenario de lujo al recibir es sus tablas la obra del autor dominicano Freddy Ginebra su escrito “A veces Grito” del VII Festival Internacional de Teatro, esta es una obra espectacular, por la gran calidad de trabajo, pues es un montaje dominico, colombiano, cubano, esto ha sido parte del éxito de este monologo puesto a escena en varios lugares obteniendo gran asistencia de público y llenado las expectativas de los asistentes.

Escena de la Obra A Veces Grito del autor dominicano Freddy GinebraMuchos fueron los sorprendidos con el texto de “A veces grito”, una obra que escribió hace 45 años y que se ha vuelto a presentar con un elenco envidiable.   Primero fue Alejandro Vásquez, joven colombiano de 23 años, con excelente dicción, dominio del cuerpo y gran experiencia actoral.  Integrante del legendario grupo Matacandelas, de Medellín, este joven ya ha actuado en nueve  de las producciones de su Compañía y en varios festivales internacionales.

Mirarlo e imaginarse a Freddy Ginebra con esas propuestas existenciales, fue una gran sorpresa para un público acostumbrado a la risa, el júbilo y el sentido del humor del más alegre de los dominicanos.  Desde mi butaca escuchaba los comentarios… ¿Que Freddy escribió esa obra?  ¿Que tuviera esas búsquedas y esa mirada crítica a la sociedad?...

Con su dominio del cuerpo, Alejandro logró convertir una mesita de sala en bote, mecedora, vientre materno, cama, sofá, galeón de piratas, podium, escritorio, un gran acierto de la impecable dirección del más talentoso de los jóvenes directores de teatro de Cuba:  Raúl Martín, y de su asistente técnico Ray Trujillo.

Hasta esta obra solo había visto a Norma Leandro y María Isabel Bosch lograr tal maravilla:  hacer de un trozo de tela un bebé, un regazo, un bote, una bandera, una casa.  Eso hizo Raulito con una absoluta economía de medios:  un par de zapatos, una mesita de centro sala, una camisa de fuerza, y una camisa de caracoles con las luces de las profundidades del mar.  Momento sublime de la obra y de una escenografía donde la  utilería de la escena final:  escritorio, lámpara, canapé, sobraba.

Cuando Freddy y Alejandro aunan sus voces, puede escucharse el silente grito del público, que luego estalla en una estampida de abrazos y felicitaciones, porque los y las espectadores a veces gritan, y lo hacen en el único espacio donde su grito puede transformarse en arte:   Casa de Teatro.

Ese grito faltó al final, cuando Freddy dijo que no se abrirían las puertas y pudo condicionar la salida a que cada espectador o espectadora lanzara su grito personal, lo que pudo ser la gran caída del telón de A veces grito.

Una catarsis que esperamos no se prolongue por otros 45 años, en esta zona colonial llena de pequeños parques, donde Freddy puede estar seguro de que la próxima vez que se anime a gritar, un inmenso coro de voces se hará eco.

Última actualización el Martes, 21 de Junio de 2011 13:08